Peter Piller. Immer noch sturm (still storming)
Martí Peran
Golpes de mar y oleajes de la Historia. Una larga serie de fotografías de mares agitados se agolpan junto a paisajes devastados tras las batallas de la Primera Guera Mundial. Es inevitable sospechar que una secreta secuencia organiza esta exhibición de una fuerza natural, sublime y devastadora, con la tierra arrasada por la barbarie de los hombres. La convención más ordinaria vincula el movimiento literario Sturm und Drang (Tempestad e Ímpetu) con la libertad de expresión, la confianza en el genio productivo y el entusiasmo por la naturaleza; pero no es menos cierto que junto a las desventuras del joven Werther, Georg Büchner también intuyó las derivas de ese mismo ímpetu irrefrenable: la esquizofrenia (Lenz,1835) y la condena (Woyzeck,1837) que asaltan a la naturaleza humana. Este siniestro horizonte, de algún modo, es el que regresará a alta mar cuando Herman Melville relata la sinrazón que persigue a Moby Dick (1851).
Las penas del soldado Woyzeck inspiraron el alegato antibélico de Bertold Brecht (Madre Coraje,1933) y, en el interior de una informal genealogía, incluso la revisión crítica que de ese ímpetu bélico hiciera Stanley Kubrick (Paths of Glory,1957). Sin embargo, a pesar de estos ejercicios para restablecer la sensatez, los oleajes de la Historia insisten en rugir de manera siniestra, amenazando con nuevas desolaciones sobre la tierra. No es en balde que hoy proliferen, con una fortuna mayor (The Turin Horse. Béla Tarr,2011) o menor (Melancholia. Lars von Trier,2011), muy diversas narraciones con un explícito espíritu apocalíptico. El romanticismo representó el último intento por dar con una clave poética que permitiera interpretar el mundo pero, ante todo, fue la consciencia de que esa misma última oportunidad también resultaba baldía. Las posibilidades que se abrieron desde entonces, más allá de nihilismos pueriles, obligan a idear los mecanismos, estéticos y políticos, para abordar el problema del sentido como una producción (poiética) y no como la costosa e intempestiva revelación de un secreto.
Debo disculpas al lector por este discutible y alocado mosaico de referencias, pero no es más que un informal intento de parafrasear y ahondar en las mismas pautas metodológicas con las que opera Peter Piller. En efecto, la serie de imágenes que componen la serie Immer noch suturm (Still storming) proceden de una labor arqueológica y de archivo tal y como es habitual en el trabajo del artista. Cual hacedor de sentido, Peter Piller asocia imágenes rescatadas hasta promover un estallido de nuevas posibilidades semánticas. Las estrategias del objet trouvé , del conceptualismo fotográfico de la escuela alemana, así como del pictoralismo histórico – coetáneo al momento del que proceden estas imágenes- se conjugan ahora en una suerte de paneles donde crecen las correspondencias y analogías que convierten lo aparentemente liviano en un relato denso, abierto y poblado de ecos y posibilidades hermenéuticas. De ahí nuestra licencia para navegar entre citas literarias que hilvanaran una pequeña narración entre lo estético y lo histórico, entre lo sublime dinámico (la naturaleza como absolutamente fuerte) y los avatares de la historia de la destrucción.